
La contundente amenaza de Óscar Rabadán que da un giro de 180º a 'Valle Salvaje'
Don Hernando, personaje de Óscar Rabadán, se despide de 'Valle Salvaje' sin conseguir su objetivo.
El adiós de Don Hernando a 'Valle Salvaje' no ha sido, ni mucho menos, un cierre tranquilo. El marqués de Guzmán ha emprendido su marcha dejando tras de sí un reguero de conflictos, relaciones rotas y un rencor que promete no apagarse fácilmente. Ni el duque, ni su propio hijo Leonardo, ni siquiera el joven Pedrito han podido ofrecerle el consuelo de una despedida en paz.
Pedrito fue el primero en enfrentarse a la verdad de la marcha en 'Valle Salvaje'. Acudió a hablar con Don Hernando para confirmar los rumores: "Sí, pero no te preocupes, continuaremos con nuestra amistad. Yo te enviaré misivas, y algún día, si puedo, vendré a rendirte visita". Sin embargo, la respuesta del niño no fue la que él esperaba: "No quiero que me mande ninguna misiva, ni que vuelva a venir aquí nunca más porque sé que usted intentó secuestrarme".
El marqués quiso saber quién había sembrado la idea en su mente, pero Pedrito no se dejó manipular: "No es ninguna majadería, es la verdad. Me lo acaba de contar alguien que sé que nunca me mentiría, a diferencia de usted". Don Hernando trató de defenderse, pero el niño fue directo al corazón del asunto: le pidió que le mirara a los ojos y lo negara. No lo hizo y, en ese silencio, Pedrito encontró toda la confirmación que necesitaba en 'Valle Salvaje'.

"Pedrito, yo lo único que quería era asegurarte un futuro lejos de aquí, el futuro que te mereces y que sé que tú también deseas. Todavía puedes disfrutarlo, vente conmigo", le decía. Pero el pequeño Salcedo fue contundente: "No, no me iré y usted y yo ya no somos amigos, y nunca más lo seremos".
Al día siguiente, Leonardo se presentó en la casa de su padre para intentar, al menos, una última conversación antes de la partida. "Es una pena que las cosas hayan terminado así entre nosotros", confesó, todavía dolido por el enfrentamiento físico que ambos protagonizaron.
En ese último encuentro, le pidió algo muy claro a su padre: "Olvídese de Pedrito, olvídese de él de una vez por todas. Ese zagal es muy querido en el valle, y sus hermanas son las dos mejores personas que yo he conocido nunca. Le quieren por encima de todo y no van a permitir que usted ni nadie les separen del crío".

Sin embargo, Don Hernando, fiel a su carácter implacable, respondió con frialdad: "No vuelvas a dirigirme la palabra nunca más. Y ahora marcharé porque tengo que marchar, pero tú vivirás siempre con miedo".
Con esa amenaza se marchó, no sin antes dejar claro que no ha perdonado a su hijo: "Miedo a que en cualquier momento ejecute mi venganza contra ti. Un día, cuando menos te lo esperes, recibirás el castigo que mereces por haberme puesto la mano encima. Te voy a devolver el dolor de ese puñetazo multiplicado por cien".
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